Padres e hijos

¡Muévete mi pequeño!

El movimiento favorece su desarrollo cognitivo y la coordinación de los sentidos.

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El movimiento favorece su desarrollo cognitivo y la coordinación de los sentidos.

Elevarse por el aire, volar en brazos de mamá, balancearse en el columpio ?a los peques les encanta (y necesitan) moverse. El movimiento favorece su sentido del equilibrio. El suave vaivén ?el traqueteo del carrito, el ronroneo del coche? les recuerda la pancita de mamá, donde se encontraban de lo más a gusto. Ya mayorcitos les apasiona los meneos más fuertes: saltar por los cielos, sentir que caen al vacío, etc. Con los primeros juegos se tranquilizan, y con los segundos se excitan y se la pasan en grande, aunque a veces tienen que perder un poquito el miedo. Lo harán sin problemas, sobre todo si es mamá o papá quien les hace brincar. Y es que un estudio realizado a niños de un año demostró que éstos reaccionaban con desconfianza cuando la distancia entre ellos y el suelo medía más de 30 centímetros. Sólo cuando los padres les animaban, se atrevían a avanzar.

 

Un besito en la barca

 

Coloca al bebé apoyado en varios cojines de forma que quede frente a ti. Siéntate en el suelo con las piernas cruzadas de modo que se miren. Para este juego utiliza un palo largo. Coge el palo (puede ser de escoba) con las dos manos, a la altura de tus hombros, y acércate y aléjate del bebé, balanceándote hacia delante y hacia atrás como si estuvieras remando. Puedes entonar una canción.
Párate frente al chiquito y sostén el palo a la altura de sus manos. Hacia los cinco o seis meses se agarrará; tira de él con suavidad, aproxímalo y aléjalo, y de vez en cuando acércaselo mucho y dale un beso: «¡Uy!», repite con regocijo. A tu chiquitín le encantarán tus exclamaciones. Con este ejercicio desarrolla la musculatura abdominal y de los brazos, el control de la cabeza y la percepción espacial. Cuanto más pequeño sea, más despacio irás.

 

El elevador

 

Recuesta al bebé sobre tus piernas al tiempo que le dices: «Estamos subiendo en el elevador. ¿A qué piso va el señor? Al tercero». Entonces sube las piernas. «Aquí se baja usted», y lo dejas en el suelo. Vuelve a alzarlo, esta vez con algún peluche, descenderán en otro piso. Por último, el ascensor se estropea y sube y baja desde la planta baja a la azotea, varias veces y muy rápido. A tu chiquitín le fascinará y tú, de paso, aprovechas para hacer algo de ejercicio para fortalecer piernas y brazos.

 

Montaña rusa

 

Tiende al bebé boca abajo y sobre tu antebrazo, con su cara mirando hacia fuera, y prepáralo para viajar en una montaña rusa. «¡Vamos a partir!», anuncias. Suben, bajan, avanzan, retroceden… Progresivamente aumenta la velocidad. Estos traqueteos más fuertes e imprevistos le ayudan a desarrollar su sistema vestibular, encargado del equilibrio. También contribuyen a configurar su percepción espacial. A partir de los seis meses el movimiento se convierte en su principal atracción, por ello procúrale el mayor número de actividades relacionadas con él. Con este juego coordina el movimiento de sus manos y la acción del resto de los músculos entre sí.

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