Padres e hijos

La dieta de los niños listos

Hay una relación directa entre la buena nutrición en los primeros años y la inteligencia futura. ¡Entérate y actúa!

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Hay una relación directa entre la buena nutrición en los primeros años y la inteligencia futura. ¡Entérate y actúa!

¿Sabías que la cantidad de neuronas que produce el cerebro de un niño, así como las conexiones que se establecen entre ellas, están determinadas en gran parte por los alimentos que consume a diario? Numerosos estudios revelan la positiva influencia que una alimentación balanceada tiene sobre el desarrollo del sistema nervioso, más aún, sobre el desarrollo de la inteligencia.

 

Lo anterior hace necesario identificar los nutrimentos básicos en la dieta de nuestros niños, ubicar en cuáles comestibles se encuentran, aprender las maneras más saludables de ofrecérselos y tomar conciencia de que los buenos hábitos alimenticios son un gran legado que les permite tener una mente brillante, pero además un crecimiento corporal adecuado y una buena distancia de las enfermedades asociadas a una mala nutrición.

 

Sustancias clave

 

Si lo que buscas es potenciar la inteligencia de tu hijo, debes asegurarte de que, a partir de su integración total a la dieta familiar (alrededor de los 18 o 24 meses de edad, dependiendo de las indicaciones del pediatra), consuma con regularidad los siguientes nutrimentos esenciales: 

 

Carbohidratos complejos. Como seguramente recuerdas, hay dos tipos de carbohidratos: simples y complejos. Ambos son importantes fuentes de energía, sin embargo, muchas de las fuentes de carbohidratos simples (golosinas, bebidas azucaradas) suelen aportar básicamente calorías, por lo que es preferible evitarlos y en su lugar consumir carbohidratos complejos, los cuales, además de energía, también proporcionan sustancias muy saludables como vitaminas, minerales y fibra.

Encuéntralos en: productos de origen vegetal ricos en almidón (papa, camote, plátano), granos, arroz, panes y cereales integrales.

 

Ácidos grasos Omega 3. El cerebro está formado 60% por grasas, de manera que su deficiencia en el organismo puede dar lugar a disminución de las habilidades motoras, alteraciones neurológicas como déficit de atención, hiperactividad, depresión, dificultades para la concentración y memorización. Entre las grasas, los ácidos omega 3 son de las más recomendables, pues no solo favorecen el estado nutricional, sino que potencian el funcionamiento cerebral.

Encuéntralos en: pescados de aguas frías como salmón, sardina y atún, aceites de soya y canola y linaza, nueces y vegetales de hoja verde. 

 

Vitaminas. El cuerpo necesita un total de 13 vitaminas (A, C, D, E, K y las vitaminas B ?tiamina, riboflavina, niacina, ácido pantoténico, biotina, B-6, B-12 y folato o ácido fólico?). Son sustancias que hacen posible la transformación de muchos nutrimentos en beneficios para la salud. Además, contribuyen a construir y reconstruir el cerebro y el sistema nervioso.

Encuéntralas en: la mayor variedad de alimentos, sobre todo frutas y verduras. 

 

Minerales. Éstos facilitan muchas funciones orgánicas, entre ellas, la oxigenación de las células cerebrales, la producción de hormonas y muchas otras relacionadas con el crecimiento. Uno de los más importantes durante la infancia es el hierro, ya que permite la producción de hemoglobina, que es el medio de transporte del oxígeno a las neuronas.

Encuéntralos en: carnes rojas, vísceras, pescados, mariscos, legumbres, etc.

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