En los últimos años las nuevas pedagogías han apostado por otro estilo educativo no sólo basado en el castigo con efectos muy positivos y eficaces.
Se ha comprobado que el castigo tiene buenos efectos pero no se puede llegar a abusar de él porque entonces se convierte en algo tan habitual para los niños y pierde su eficacia. Por ello, educar en positivo implica cambiar nuestra mentalidad y en lugar de estar como jueces constantemente juzgando las conductas negativas y aplicando castigos a diestra y siniestra a esas conductas, debemos esforzarnos por observar todo lo que hacen bien y elogiar.
Aquellos niños que están acostumbrados a estar castigados constantemente, con este estilo educativo, se pueden ver sorprendidos porque implica ignorar la conducta que no han hecho bien y sólo reforzar las que han hecho correctamente. Podremos observar un cambio en ellos, ya que, como a todos, le gustará el reconocimiento y el elogio y causará efectos muy positivos en su conducta.