Padres e hijos

¿A tu hijo le desagrada dar abrazos y que lo abracen?

Si tu pequeño hace caras o no desea abrazarte, no lo fuerces. Descubre a qué se debe y qué puedes hacer

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Todos los padres tienen la certeza de que educar con amor a los pequeños es la fórmula ideal para que crezcan y se desarrollen plenamente. Deseamos inculcarles formas para que expresen sus sentimientos, cariño y emociones; sin embargo, no es sencillo para todos los pequeños ni todos son capaces de hacerlo de igual manera.

A pesar de que la OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda abrazar frecuentemente a los bebés, mirarles y responder a sus ruidos para mejorar su desarrollo, no podemos evitar pensar en la crianza respetuosa y que cada vez más se pone sobre la mesa el hecho de escuchar el sentir y las necesidades de los pequeños.

Es importante que no fuerces ni reprendas al pequeño porque no le gusta dar abrazos. Recuerda que es su cuerpo y tiene todo el derecho a decidir el tipo de contacto que le gusta o no recibir. Negarse a abrazar también es una forma de protección frente a extraños. A determinada edad ellos comienzan a distinguir quiénes son parte de su núcleo familiar o no.

De hecho, algo típico es que no les gustan los abrazos, ni darlos ni recibirlos; pero no se trata de algo malo, sino de una etapa por la que todos pasamos cuando crecemos. Así que no te alarmes ni lo tomes a mal cuando tu pequeño haga caras porque lo abrazas o le pides que lo haga.

Abrazar no sólo es una muestra de afecto, sino también una convención que sirve para saludar. Tu peque no lo sabe, lo aprenderá con el tiempo, y no es que no sienta cariño, sino que no tiene la misma necesidad emocional que un adulto para hacerlo.

Abrazos... ¿sí o no?

Abrazos... ¿sí o no?Sergey Makashin - Pexels

Su formación y desarrollo físico y emocional aún dependen de ti, pero su zona de confort es muy diferente a la tuya. Los abrazos pueden no significar lo mismo para él, por lo que tienes que respetar eso.

Otras variables a considerar...

De acuerdo como María Rosa Nico, terapista ocupacional con 37 años de experiencia y especialista en integración sensorial, plantea que debemos estar atentos a cuándo estamos hablando de una cuestión sensorial o de algo vincular.

Nico, co fundadora de Actualizaciones Terapéuticas, comenta que algunos niños con TEA (Transtorno del Especio Autista) pueden estar muy molestos cuando se los quiere tocar, abrazar o tener cualquier tipo de contacto físico. 

Plantea que el diagnóstico de TEA nos ayuda "a reconocer, detrás de algunas conductas asociales de los niños, por ejemplo, su aversión al tacto social, un problema de procesamiento sensorial y no un problema vincular”.

"No tener un buen y eficiente procesamiento sensorial lleva estrés. Porque no tengo señales claras para responder y me falta información para saber qué me pasa (al niño). Todo esto va a generar tensión. Por eso es muy importante que haya un manual diagnóstico que diga que el niño con TEA tiene un diferente procesamiento sensorial".

Estar atentos siempre será la clave para identificar si es una etapa más o si debemos considerar otros escenarios. Dar un abrazo no es la única manera de expresar afecto, por lo que tu pequeño puede encontrar otras maneras de hacerlo. Forzarlo es interferir en su desarrollo y acotar su creatividad para expresarse. No hay reglas generales, así que deberás confiar en lo que tú hijo te comunica sobre sus necesidades. 

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