Padres e hijos
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¿Has tenido que decirle pequeñas mentiras blancas a tu hijo y luego, te has sentido mal contigo misma? La mayoría de los padres lo han hecho:

«regreso cuando termine tu caricatura (para que te puedas ir al trabajo),
tu papá se fue de vacaciones (cuando tú y él se enojaron), o Charly se fue
con sus amigos de fiesta (cuando su perrito ya murió)».

Pero esta reacción es normal porque todos los padres desean el bien para sus hijos, que no lloren ni sientan dolor. Sin embargo, quizá no sea una creencia tan benéfica porque tu hijo puede sentirse confundido al descubrir la verdad.

Por ello, los psicólogos recomiendan decir la verdad a los niños, siempre pensando en su edad y que esto es mejor que enseñarle a decir mentiras. Además, porque al final, decirle mentiras solo causa angustias, guardan tras de sí un secreto y siempre debes estar recordando lo que dijiste para no delatarte. Es algo cansado, ¿no?

Pero, ¿cómo hablarle con la verdad?

  • Sin darles detalles; lo puedes confundir entre tanta información.
  • Aclarando su duda concreta; así comprende mejor la respuesta.
  • Filtrando la información que consideras entenderá de acuerdo a su edad.
  • Preguntándote “qué tengo que decirle y si eso le va a aportar algo o lo va a afectar”.
  • Siguiendo tu intuición acerca de qué es lo mejor para tu hijo.
  • Infomándote del tema que quieras abordar con él.

Y, si ya le mentiste, qué puedes hacer

Primeros auxilios para casos mentirosos: Para esas ocasiones en las que se te salga una mentirita inconsciente, recurre a este consejo:

Aunque la consigna es no mentir, eres humano y puedes equivocarte. Tampoco se trata de sobreexigirte; nunca serás un padre o madre perfecto. Aprovecha este “desliz” para enseñar a tu peque que está bien equivocarse, aunque hay que reconocerlo, ofrecer disculpas y corregir.

  1. Escoge un momento tranquilo, normal, cotidiano; verá que no pasa nada, que equivocarse es válido, algo natural.
  2. Debes explicarle tu error en un tono muy casual, nunca solemne, porque lo interpretaría como algo grave.
  3. Usa una fórmula como esta: “amor, te acuerdas que el otro día te dije que… yo quiero decirte que a veces los adultos nos equivocamos… lo dije sin pensar. Me gustaría aclararte que eso fue una mentira, pero la verdad es que…. Lo siento.

 

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