Sí, es desesperante o causa preocupación ver a tu hijo siempre con la nariz llena de mocos. Pero, contrario a lo que se cree, son buenos, ya que son el mecanismo de defensa ante los virus
Por Armando Ayala
La mucosidad no es una enfermedad, sino un síntoma y un mecanismo de defensa de tu bebé. El moco se produce cuando tiene catarro o una infección; su finalidad es atrapar los virus o las bacterias para que queden dentro de él y puedan ser expulsados del cuerpo, evitando así que bajen por las vías respiratorias hasta los pulmones, por ejemplo.
MITOS COMUNES
- Los mocos no sirven para nada.
- El niño se puede ahogar con ellos.
- Quítalos lo antes posible.

El moco se espesa para actuar como “atrapamoscas” de los virus o bacterias que puedan presentar se en el árbol bronquial. Si la infección es fuerte, el moco se espesa más para adquirir mayor capacidad de atrapar microorganismos.
Cuando el infante tiene mocos, el pediatra recomienda un mucolítico para hacerlos más fluidos y expulsarlos mejor. Si los mocos están muy secos o pegados, lo ideal es aplicar suero salino fisiológico en las fosas nasales del pequeño para que se ablanden. Luego, extráelos con un aspirador nasal antes de comer y dormir.
Ojo: no abuses de los mucolíticos o sueros, ten en cuenta que tu bebe perderá la capacidad de atrapar gérmenes, con todo lo que conlleva: estos pueden bajar con más facilidad hacia los pulmones y provocar algunas enfermedades graves.