Cuida su higiene
Debido a que la anatomía de los genitales de los niños y las niñas es distinta, la manera de limpiarlos también lo es.
Debido a que la anatomía de los genitales de los niños y las niñas es distinta, la manera de limpiarlos también lo es.
Durante los primeros meses hay que cambiar el pañal al bebé de ocho a diez veces al día para evitar rozaduras. Se aconseja hacerlo al amanecer, antes de acostarlo, después de cada toma, y siempre que se tenga la certeza de que está sucio o mojado.
Niña
A ellas hay que limpiarlas desde la vagina hacia el ano.
1. Retirar los residuos: lo primero es quitar las heces, si las hay. A continuación, pasa una esponja natural o una toallita higiénica por las nalguitas, el abdomen y los muslos.
2. Limpieza: los genitales femeninos se limpian de adelante hacia atrás, para evitar que entren gérmenes del ano en la vagina, y se deben separar bien los pliegues.
3. El secado: utiliza una toalla suave para secar la piel, dando toquecitos ligeros, sin restregar y no olvides los pliegues. La humedad favorece los eccemas.
4. La humectación: extiende una capa fina de crema protectora en los labios externos, los pliegues y alrededor del ano, cuida que no entre en la vagina para evitar la irritación.
Niño
A ellos, desde los muslos hacia el pene
1. Retirar los residuos: quita las heces con una esponja o toallita húmeda. Ten preparada una toalla de algodón, ya que al quitarles el pañal, los niños suelen orinar hacia arriba.
2. La limpieza: en los varones la orina se esparce mucho. Además de los genitales y el ano, limpia bien su pancita, los muslos y las nalgas.
3. El secado: para secarle bien los pliegues de piel que se forman junto a los testículos, lo más práctico es sostenerlo por los tobillos y levantarle sus nalguitas.
4. La humectación: una vez seco, conviene dejarlo un rato sin pañal. Después aplica la crema protectora al rededor de su pene y ano.
Antes y después de cambiar de pañal a tu peque, lávate las manos. Es importante tener a la mano todo lo necesario (pañal, toallitas, crema protectora). Aprovecha esta rutina para jugar con tu hijo, háblale y mímalo. Convierte esta tarea de rutina en un rato agradable. A medida que crezca, será más difícil mantenerlo quieto, para distraerlo, ofrecerle su juguete favorito o colocar un móvil que llame su atención.