Padres e hijos
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Emociones bajo control

Enséñale a expresar lo que siente, y lo que se esconde en él.

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Enséñale a expresar lo que siente, y lo que se esconde en él.

Para que los peque se sientan cómodos con sus emociones, es decir, con sus enfados, tristezas, alegrías, miedos? necesitan sentirse seguros. Esto se puede conseguir a través de juegos, de mostrarles y hacerlos partícipes de tus propios sentimientos y de acompañar con gestos, abrazos y buena comunicación los suyos.

Si un niño crece durante su infancia con el apoyo de sus padres para sentir, se convertirá en un adolescente que sabrá gestionar sus emociones, pues dispondrá de las herramientas para identificar y expresar lo que le pasa, crecer día tras día y favorecer su buena autoestima.

Compartir nuestras propias emociones

Es importante que los padres expresen sus emociones delante de los hijos. De este modo; si están enfadados, que no solo lo digan; sino que también lo demuestren con una actitud y gestos de enfado.

Por ejemplo, puedes decirle con un tono contundente ?ahora estoy enfadado y no tengo ganas de jugar?. Esto no es lo mismo que decirle ?estoy enfadado por tu culpa, o me has hecho enfadar, déjame?.

De esta forma, los niños desde  pequeños aprenden que es normal estar en algunos momentos tristes o enfadados y que, por supuesto, tienen permiso para sentir también esas mismas emociones. Así, además, le ofreces la oportunidad de aprender a poner nombre a los sentimientos e integrar que sentir es bueno, natural y sano.

Juegos para las emociones

Hay juegos específicos que permiten expresar y canalizar determinadas emociones. Por ejemplo, en la época de los miedos a la oscuridad ayuda jugar con linternas en una habitación poco iluminada, o jugar a esconderse debajo de una sábana.

Jugar a imitar ser un animal agresivo que gruñe y persigue o jugar a guerras de almohadas, entre otros, ayuda a canalizar la agresividad o la rabia.

Dibujar o garabatear los colores del enfado, de las cosas que te hacen sentir mal, de los miedos que sientes y luego romper los dibujos o meterlos dentro de una caja, ayudan al niño a liberar las emociones que lo bloquean, a la vez que siente el permiso amoroso de sus padres para hablar de ello y hacerlo.