Padres e hijos
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¡Sí, tú eres una mujer real! Pero con toda una dotación de habilidades, talentos, capacidades…que la maternidad te ha venido proporcionando. ¿Lo has notado? Si no, te dejamos esta lista de grandes virtudes que te caracterizan como mamá, que te hacen toda una heroína (creételo); de hecho, para tu hijo ¡tu eres su supermamá!

El rol de una super heroína es un gran desafío, pero aun así lo juegas: atiendes a tu hijo (física, emocional, psicológicamente…), tu casa, tu pareja; a menudo una jornada laboral fuera del hogar y tareas domésticas, ¡uf!, aunque al final del día caigas rendida. ¿¡Cómo puedes!? Gracias a una serie de «superpoderes» o cualidades que en circunstancias normales las mujeres desarrollamos (o se nos agudizan), precisamente a partir de la experiencia de la maternidad.

Reconoce en ti, si no todos, por lo menos varias de estas virtudes maternales

Ubicuidad

Aunque estés en la oficina, o el dentista, también estás junto a tu hijo, ya sea a través de las instrucciones que dejaste escritas en el refrigerador, para quien lo cuida en casa, o bien, dentro del biberón que preparaste con todo cariño y pulcritud, y que, junto con el niño, se fue a la guardería, o mediante el entorno físico «a prueba de accidentes» que has construido en tu casa, o… ¡Sí!, desde que eres mamá, estás delante, al lado y detrás de él… aunque te halles en otra parte.

Humildad

Si de los adultos es molesto recibir críticas, aun cuando son dizque «constructivas», escucharlas de la descendencia puede resultar un tanto vergonzoso: «¡Ay mami, dices muchas groserías!», «¡otra vez se te hizo tarde!», «¿estás embarazada?» (cuando obviamente ni por error), «¿por qué le dijiste una mentira a mi abuelita?»… Y sin embargo, aguantas. Es más, consideras modificar aquello que provoca los cándidos cuestionamientos de tu retoño, porque en el fondo de tu corazón deseas ser un buen ejemplo para él.

Empatía

¿A qué mamá no se le han contraído las entrañas frente al dolor de pancita que aquejaba a su hijo, o ha sufrido por culpa de un pequeño tirano que en la escuela agredía a su nene? ¿Habrá alguna que no hubiera preferido que esa abeja encajara su aguijón en su brazo y no en el de su hijo? La maternidad es quizá la experiencia que más oportunidades brinda la vida para sincronizar con las emociones de los demás, en especial con tu sangre.

Liderazgo

Por cuestiones hormonales, tu cuerpo y mente te pide ser generosa, escuchar con atención, estar al pendiente y administrar toda clase de recursos; al mismo tiempo, tu mayor gratificación es ver crecer a una persona (tu hijo) y facilitar su desarrollo. Por todo esto, como dice Marta Romo, ejecutiva de Eurotalent (consultoría en coaching empresarial) y autora del libro La mujer líder, «la maternidad es la mejor escuela de liderazgo femenino».

Entereza

Hay que reconocerlo, la maternidad es, a menudo, muy cansada: no hay vacaciones ni días festivos y, aunque estemos resfriadas y al borde del colapso, las necesidades de nuestros retoños van por encima de todo. Seguir adelante en tales circunstancias es lo que nos hace personas más fuertes, desinteresadas, completas y capaces de amar incondicionalmente.

Afabilidad

Según reportes de entusiastas madres de familia, desde que adquirieron esta condición vibran más de emoción ante una nueva flor, perciben con mayor nitidez los colores del paisaje y reaccionan con más filosofía (inclusive con placer) cada vez que el viento les deshace el peinado. No hay duda y ellas lo reconocen: semejante cambio sólo puede atribuirse a la convivencia mueganesca que como mamás tienen con sus hijos; de quienes han aprendido las artes de redescubrir el universo y vivir el presente en su máximo esplendor.

Expresividad

Es sorprendente cómo a muchas mujeres dizque fuertes de carácter, la maternidad las vuelve verdaderos manantiales de emoción, capaces de romper en llanto al son de «Mamá», de Timbiriche, y de ponerse azules si su bebé se estira una micra menos que el de la vecina. Ocurre que la maternidad las sensibiliza para responder a las necesidades de su hijo.

Paciencia

¿Cuántas veces tu hijo te pide repetir «Toy Sory» al día durante 36 días; ha reclamado su disfraz de Spiderman o cualquier Avenger; se ha estado privando cada vez que no juegas con él a las escondidillas y se contorsiona cuando no le compras paleta de hielo rumbo a casa de su abuelita? ¿Y quién es la única persona que puede comprenderlo y complacerlo? ¡Supermamá!

Energía pura

Según un estudio realizado en Richmond, Virginia, EU, el alto flujo de hormonas como oxitocina y estrógeno durante el embarazo y parto produce conexiones cerebrales que hacen mucho más fuertes y ágiles a las mamás. En la investigación se revela que esta transformación dura toda la vida; no obstante, en ella también se reconoce que no en todas las mujeres se da, probablemente por un déficit en la corriente de estas sustancias al cerebro.

Intuición

Este poder, cuyos beneficios llegan a ser los mismísimos de una medicina de patente, lo puedes reconocer de muchas maneras: cuando captas que tu hijo está triste, cansado o enfermo, cuando sabes exactamente qué necesita, se lo das y él se tranquiliza, al descubrir sus talentos o simplemente guardando silencio para permitir que hable o se exprese según su edad. ¡Es mágico!

¿Te gustaría ser mamá de un segundo niño? Mira cómo prepararte.

FOTO GETTY IMAGES

 

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