Padres e hijos

¿Tu hijo golpea a sus compañeros de la escuela? Aplica estos trucos

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Hasta que aprenda a hablar, es muy probable que tengas un hijo que golpea a otros niños, que recurra a la fuerza para expresar su disgusto. ¿Cómo debes reaccionar? Necesitas intervenir para tratar de controlar las agresiones de tu hijo y ayudarlo a expresar sus emociones.

Sobre todo en los más pequeños, quienes a causa de que aún no son capaces de expresarse con palabras, recurren a los golpes como la única y eficaz vía para manifestar su enfado y sus frustraciones, también para hacer valer sus derechos: cuando otros les arrebatan sus juguetes o destruyen sus construcciones, intentan defenderse como pueden: unos lo hacen pegando y otros, escupiendo, mordiendo, arañando o jalando del pelo.

¿Qué hacer para evitar que tu hijo golpee a sus compañeros de la escuela u otros niños?

Enseñarle reacciones pacíficas

Si los padres dicen a su hijo que no debe pegar y, al mismo tiempo, lo golpean en la mano por haber roto algo o tomado lo que no debía, el pequeño está recibiendo dos mensajes contradictorios que no hacen sino confundirlo. Los niños aprenden por imitación y necesitan tener un modelo que les enseñe a relacionarse con los demás de una forma socialmente aceptable. Lo que los padres deben transmitir a los hijos es que los conflictos siempre pueden solucionarse de una forma pacífica, mediante el uso de la palabra, y que no hay lugar para las agresiones.

Que diga No

En cuanto el niño empieza a balbucear los primeros vocablos, se le puede enseñar a decir “no” para impedir, por ejemplo, que otros tomen sus juguetes, también, para evitar ser agredido. Esto lo ayuda a expresar su inconformidad sin tener que pasar a la acción, por tanto, es una correcta alternativa a los golpes. Más adelante, se puede ir completando su vocabulario con expresiones como “es mío”, “¡vete!”, “dámelo”, “no quiero” o “¡déjame!” para hacerse respetar.

Desaprobar su conducta

Cuando un niño le pega a otro, basta con que los padres le hagan saber, de forma rápida y clara, que no aprueban sus agresiones. Lo que nunca deben hacer es decirle cosas como “eres muy malo” o “ya no te queremos”. Primero, porque el pequeño necesita tener la seguridad de que el amor de sus padres es incondicional (“te quiero, pero no me gusta que pegues”) y, en segundo lugar, porque si se siente avergonzado, es probable que aumente su enojo y no quiera colaborar.

Dejarlo convivir con otros niños

Su comportamiento tampoco debe ser motivo para prohibirle jugar con otros niños. En realidad, lo esperable en un niño tan pequeño es que todavía no esté preparado para jugar en grupo ni sepa aún compartir sus cosas con los demás. Sería un error pretender lo contrario. Sin embargo, a pesar de ello, el niño necesita la presencia de sus semejantes, ya que solo si tiene la posibilidad de estar en compañía de otros niños, puede aprender también a comportarse en grupo y a respetar a los demás.

Que resuelva solo sus peleas

Conviene conceder a los pequeños la oportunidad de que intenten solucionar a solas sus disputas, pero bajo la mirada atenta de un adulto que pueda actuar de inmediato si fuera preciso. El niño está aprendiendo a ser independiente y a separarse de mamá, debe asimismo aprender a elaborar una rivalidad que es natural en el ser humano. Cuando dos niños se enfrascan en una pelea, siempre que su integridad física no corra peligro, es preferible contar hasta diez antes de intervenir.

Cambiar lo que está haciendo

Una manera realmente efectiva de “frenar” a un niño pegalón sin tener que separarlo del grupo es animarlo a cambiar de actividad. De esta forma, es muy probable que olvide enseguida el motivo de la pelea y se concentre entusiasmado y feliz en el nuevo juego. ¡Y asunto arreglado!

Brindarle un entorno de comprensión

Es, sin lugar a dudas, el mejor antídoto contra la agresividad infantil. Esto nada tiene que ver con permitir que los pequeños puedan hacer todo lo que se les antoje. Una educación excesivamente complaciente y permisiva resulta tan inapropiada y perjudicial para ellos como un ambiente demasiado rígido y autoritario que frustra constantemente todas sus expectativas.

Dejarlo expresar sus sentimientos

Es negativo transmitir a los niños mensajes como “no llores”, “los niños berrinchudos son feos”, “no seas encimoso”; lo mejor es dejarlos expresar libremente sus sentimientos, sobre todo durante el juego: si están alegres, abrazan, acarician y dan besitos a sus muñecos, está bien. Abrazarlos, darles mimos, acariciarlos y besarlos, está bien. Es una forma de enseñarlos a ser amorosos en lugar de agresivos.

Si tu hijo tiene esta conducta, lo mejor es saber si es propenso a convertirse en un niño bully o ya los es:

 

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FOTO GETTY IMAGES

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