Quiere ser pequeño otra vez
Parece que algunos niños, en vez de avanzar en su desarrollo, retroceden. ¿A qué se deben estas regresiones?
Parece que algunos niños, en vez de avanzar en su desarrollo, retroceden. ¿A qué se deben estas regresiones?
Llamamos regresiones a esos retrocesos de los niños hacia etapas y comportamientos que parecían ya haber dejado atrás en su evolución. Así, con la misma naturalidad con que aceptamos que los niños progresan a una velocidad asombrosa y no pasan un día sin aprender cosas nuevas, debemos aceptar que de vez en cuando necesiten dar un paso atrás para tomar un respiro.
¿A qué se deben?
El crecimiento es una continua y ardua conquista y, al igual que los ejércitos, que a veces deben replegarse para tomar fuerzas antes de seguir avanzando, muchas veces los niños tienen que retroceder hacia los comportamientos que dejaron atrás, ya que les resultan más familiares, para poder así tomar impulso y emprender nuevos avances.
Puede sorprendernos que un niño que ya se mostraba tan independiente se vuelva otra vez «chiquito» como un bebé, nos siga por toda la casa, nos reclame a su lado para dormir… Lo entenderemos mejor si lo vemos como un conflicto entre dependencia e independencia. El pequeño, en sus avances y forcejeos por ser él mismo, se pregunta si no ha ido demasiado lejos, teme perder nuestro amor, y busca entonces la seguridad de nuestro contacto y el confort de nuestra protección.
Nos ayudarán dos cosas
Es cierto que a veces el comportamiento de un niño que regresa a conductas anteriores (y no digamos si hay otro hermanito que atender y poco tiempo disponible) puede poner nuestra paciencia a prueba.
En esos casos nos ayudaran dos cosas: primero, darnos cuenta de que es algo normal y pasajero; y segundo, repartir la carga con la pareja u otras personas. A veces, además, los niños reservan sus regresiones para una determinada persona.