Si tu peque es un poco malhumorado, ¡no es una mala noticia!
El estudio, elaborado por la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Australia, determinó que la tristeza y el mal humor mejora la capacidad de juzgar a otros. Además, que los estados de enojo incrementa la memoria. El mal genio estimula la capacidad para argumentar, mientras que los niños optimistas tienen más facilidad para crear y cooperar.
Los niños y personas malhumoradas procesan mejor la información en situaciones difíciles y dan mejores respuestas ante las situaciones complicadas de la vida. Son niños que piensan con mayor claridad, son menos crédulos, se comunican mejor, son capaces de juzgar mejor a los demás, prestan más atención al amiente y se cuestionan todo lo que les rodean, por lo que toman mejores decisiones.