Padres e hijos

Chuparse el dedo, ¿bueno o malo?

Chuparse el dedo es una conducta habitual y fisiológica en los bebés y niños de cortaedad, ¿pero qué pasa si se prolonga?

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Chuparse el dedo es una conducta habitual y fisiológica en los bebés y niños de corta
edad, ¿pero qué pasa si se prolonga?

El reflejo de succionar o chuparse el dedo es natural en los bebés incluso antes de su nacimiento. Esta necesidad es normal y muy fuerte en los primeros meses de vida, ya que esta actividad representa en el bebé un método para autosatisfacerse o porque le proporciona seguridad, tranquilidad o placer para conciliar el sueño. 

Este reflejo comienza por lo general a los tres meses y más del 80% de los bebés siguen chupando aunque ya no tengan hambre, y  que a menudo, este hábito se acompaña incluso con un objeto que da seguridad, como una cobija. 

¿Cuánto tiempo dura?

Si el hábito de chuparse el dedo se da durante el primer año de vida del bebé no se recomienda seguir ninguna pauta para quitarle la costumbre, puesto que es un patrón de conducta normal, y lo habitual es que el niño lo deje de hacer progresivamente hacia los dos años. 

Sin embargo, esto deja de ser un reflejo para convertirse en un hábito a partir de los cuatro años de edad, lo que puede significar que el pequeño encuentre en una lucha de poder con papá y mamá quienes tratan de parar este hábito a una edad muy temprana.

¿Cómo lo ayudo?

Si has detectado algún motivo por el cual tu niño succiona su dedo, busca otras maneras para que él encuentre consuelo y se sienta seguro.

– Si el pulgar de tu hijo se pone rojo y agrietado, aplícale crema o loción.

– Ofrécele un juguete o hagan alguna actividad en la que ocupe sus manos y recompénsalo con una abrazo o beso cuando lo haga.  

– Felicítalo por no chuparse el dedo.

– Trate de convencerlo para que deje de chuparse el dedo, mostrándole cómo se le pueden estropear los dientes y afectar otras partes del cuerpo.  

– Habla con tu pequeño para que deje de chuparse el dedo, mostrándole cómo se le pueden estropear los dientes y afectar otras partes del cuerpo.  

– Pídele al odontólogo que hablen con él respecto a suspender el hábito y que le expliquen las razones para hacerlo.  

Se requiere de paciencia para erradicar esta conducta y, lo más importante, debes poner atención en qué actitudes adultas o factores externos son los que pueden influenciar en el hábito del niño.

Si quieres conocer más de este tema, puedes ver el siguiente video. 

 

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