Bebé relajado y tranquilo

Si tu pequeño está atravesando por una etapa de inquietud, practica estos ejercicios una vez al día.

Para ayudarle a aliviar la tensión acumulada en su cuerpo, utiliza la técnica de la palpación. Solo tienes que colocar las manos en la posición indicada para sentir el movimiento de la respiración del chiquitín en tus palmas. Casi sin darte cuenta, tus mano se elevarán ligeramente cuando el nene inspire y volverán a su posición inicial cuando espire. Notarás cómo aumenta su temperatura corporal. En ningún momento debes aplicar presión.

Un pequeñín nervioso agita las piernas y los brazos constantemente, le cuesta mucho conciliar el sueño y cuando está a punto de conseguirlo, se pone rígido e incluso llora. Si estos síntomas son leves o aparecen solo de vez en cuando, no tienen por qué significar que el niño esté inquieto. Pero cuando estas señales son exageradas, repetitivas y persisten en el tiempo, es probable que nuestro pequeño se sienta nervioso.

1. Palpación cráneo-sacral: coloca una mano en la base de la cabeza y la otra en su rabadilla, es decir, en la parte inferior de su espalda. Al cabo de unos segundos, sentirás en tus palmas el movimiento de su respiración. Mantén esta posición de 5 a 7 minutos.

2. Palpación diafragmática: sitúa la palma de una mano en la frente del bebé y la de la otra en la parte superior de su pecho. Al cabo de unos segundos, empezarás a sentir la pulsión de sus movimientos. La duración de este ejercicio es de 5 a 7 minutos.

3. Palpación diafragmática: una de las dos manos se pone en la parte alta del tórax mientras la otra se apoya en la boca del estómago, sin ejercer casi presión. Mantén esta postura de 5 a 7 minutos y, poco a poco, sentirás que el pequeño se calma y su respiración se relaja.

No olvides que la eficacia de los ejercicios depende de la precisión con la que la apliquemos. A medida que repitas la serie, los resultados serán más óptimos. ¡Buena suerte!