Además de ser una hermosa disciplina, tu peque puede tener muchas ventajas al practicarlo.
El ballet requiere gran concentración a nivel mental, además de flexibilidad, coordinación y ritmo musical a nivel físico. Tiene tantos beneficios que se recomienda comenzar a practicarla desde los 3 o 4 años, que es cuando el aparato locomotor puede asimilar e interiorizar con más facilidad y soltura los movimientos y técnicas de la danza. Entre los múltiples beneficios se encuentran:
Estimula la circulación sanguínea y el sistema respiratorio
Favorece la eliminación de las grasas y el control de peso.
Ayuda a corregir malas posturas.
Se logra una mayor elasticidad.
Ejercita la coordinación, la agilidad de movimientos y el equilibrio
Colabora en el desarrollo muscular y la forma de la columna.
Ayuda al desarrollo de la psicomotricidad.
Permite mejorar el equilibrio y los reflejos.
Puede corregir problemas como el pie plano, ya que gracias a las posiciones que adopta el pie durante una clase, la mayor parte del tiempo arqueado, pueden hacer que poco a poco se corrija el defecto.
Desarrolla la expresión corporal, el oído y la memoria.
Ayuda a la socialización y a superar la timidez.
Relaja y libera adrenalina.
Mejora la autoestima y aumenta la confianza del pequeño.
Reduce síntomas de estrés o ansiedad.
Estimula la circulación sanguínea y el sistema respiratorio
Favorece la eliminación de las grasas y el control de peso.
Ayuda a corregir malas posturas.
Se logra una mayor elasticidad.
Ejercita la coordinación, la agilidad de movimientos y el equilibrio
Colabora en el desarrollo muscular y la forma de la columna.
Ayuda al desarrollo de la psicomotricidad.
Permite mejorar el equilibrio y los reflejos.
Puede corregir problemas como el pie plano, ya que gracias a las posiciones que adopta el pie durante una clase, la mayor parte del tiempo arqueado, pueden hacer que poco a poco se corrija el defecto.
Desarrolla la expresión corporal, el oído y la memoria.
Ayuda a la socialización y a superar la timidez.
Relaja y libera adrenalina.
Mejora la autoestima y aumenta la confianza del pequeño.
Reduce síntomas de estrés o ansiedad.