Padres e hijos

5 juegos para poner en forma la memoria de tu hijo

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Puedes ayudarle a tu hijo a ejercitar esa poderosa capacidad que le acompaña desde el nacimiento. Te decimos cómo

La memoria, propiamente dicha como la capacidad para almacenar información y evocar algo que no está presente, comienza a fraguarse en los 12 primeros meses y se robustece con la aparición del lenguaje, lo que sucede alrededor del segundo año de vida. A partir de los cuatro años es cuando los niños la perfeccionan con habilidades y estrategias que les brindan la oportunidad de manejar los recuerdos a su antojo. Para ti sigue siendo un bebé que acaba de despertar al mundo, pero muy pronto te mostrará lo inteligente que es; de momento es tu turno de estimular esos toques de genialidad ocasionados por su memoria.

 

TU CUERPO Y EL SUYO

Puesto que ya se mantiene sentado en la tina, la hora del baño puede ser mucho más entretenida. Como tienes las manos libres, aprovecha para indicarle en su cuerpo, o el tuyo si te bañas con él, dónde está el ombligo, las rodillas, el cuello, la nariz… La siguiente parte del juego es pedirle que señale dónde están esas partes y la tercera es preguntarle si eso que señalas es un ombligo, el cuello o las rodillas. Reirá bastante cada vez que acierte y lo celebres con unas divertidas cosquillas.

 

CANTAR SIN PARAR

Los bebés desarrollan el gusto por la música desde pequeñitos. Por eso, en cuanto comienzan a balbucear sus primeras palabras, intentarán cantarlo todo. Les encanta saber lo que viene a continuación y con una melodía que han escuchado cientos de veces pueden adelantarse a la siguiente estrofa. Es un ejercicio bueno para su memoria, sobre todo si dejas que sea él quien acabe las estrofas. Incluso aunque no sepa hablar todavía, balbuceará sonidos: esto puede ser suficiente para que se sume a los coros. Una vez que domine el lenguaje, cantará toda la canción.

¿DÓNDE QUEDÓ LA BOLITA?

Se trata de jugar en dónde quedó la bolita, con la diferencia de que tendrás que dejarla en la misma posición. Mete una bolita bajo uno de tres vasos de plástico que tengas frente a él y explícale que pondrás la pelota en el vaso de en medio. Si al preguntarle bajo qué vaso está, señala el del centro, puedes pasar al siguiente nivel: repetir la misma operación despacito y, al acabar, mover el vaso del centro a un lado. Si ha estado atento, levantará el correcto.

 

REGRESO AL PASADO

Para los niños, un álbum de fotos es como un cuento al que mamá y papá ponen voz. Él va relacionando las imágenes con los nombres que ustedes asocian a las fotos (“esta es la tía Ale, este el tío Jorge…”); así llega a conocer a los hermanos de sus padres que viven en otro estado, a los primos que ve menos, a los abuelos de papá y mamá… Mientras pasas las fotos en tu celular, estimulas su memoria; sobre todo si usas las mismas fotos, al menos hasta que asocie él mismo los nombres y caras. Si aún no habla, puedes ayudarlo enseñándole una imagen preguntándole quién es y luego decirle el nombre de dicha persona.

 

EL ESCONDITE DE LOS OBJETOS PERDIDOS

Se trata de jugar a un escondite especial en el que no serás ni tú ni él quienes se escondan. Lo primero es elegir varios objetos que reconozca sin dificultad (uno de sus peluches, un coche de juguete, su pañal…). Después le dirás lo que vas a hacer, que es esconder los objetos en distintos lugares de la misma habitación mientras él lo ve todo: “Voy a esconder al perrito detrás de este cojín; el coche rojo lo pondré atrás de la puerta…”. El requisito para que el juego funcione es que, mientras guardas y nombras los objetos, su atención se centre en ti. Se trata de que él “encuentre” los objetos escondidos aunque los esté observando desde un principio.

 

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