Padres e hijos

20 retos que mamá sabe vencer, ¿o reconoces alguno que no?

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Un reto es una situación difícil o peligrosa con la que alguien se enfrenta. ¡Y justo es lo que hacen las mamás, todos los días! ¿Cierto? Mira estos que enumeramos y cuéntanos de ti, queremos saber cómo has vivido tú estos retos de ser mamá.

LOS MALESTARES DEL EMBARAZO

Te enteras de que estás embarazada, ¡wow, qué emoción! Quieres que cada una de las personas que te rodean sepan de lo que para ti es el acontecimiento más grande que te puede pasar. Pero también esta emoción viene con muchos cambios, sobre todo en tu cuerpo, y con “síntomas”: vómitos, náuseas, cansancio, dolor de piernas, de cabeza, pecho, aumento de peso, hinchazón de pies, demasiado sueño… Lo mejor que puedes hacer es disfrutar cada una de las etapas (aunque parezcan interminables) porque de alguna forma son maravillosas.

CAMBIAR DE TALLA EN CUESTIÓN DE NUEVE MESES

Pasan los meses, enfrentas los malestares de cada trimestre y de repente, ¡pum! ¡Ya no te queda tu ropa! Tu cuerpo se modificó para darle un hogar a esa nueva vida. Aunque esto, más que un reto, es una ventaja porque puedes ir de shopping; por fortuna ya existen diferentes outfits que nos hacen ver realmente divinas.

DAR PECHO

Duele, cambias tu alimentación, te preocupas porque no te sale suficiente leche, el tema de usar el sacaleches, lo que opina la gente… pero siempre valdrá la pena hacerlo, ¡es el mejor alimento que les podemos dar a nuestros bebés!

APRENDER A CAMBIAR PAÑALES

Cambiar el primer pañal da nervios. Constantemente piensas en si lo estás haciendo bien o si no lastimas al bebé. Después es más complicado porque uno tiene que perder el asco y enfrentar que ocurra algún accidente, como que te hagan pipí en la cara o que debas cambiar las sábanas, ropa… ¡y todo! Ja, ja, ja.

SABER DORMIR SIN PODER DORMIR

Hay un dicho que siempre te cuentan cuando vas a ser mamá: “Por favor, duerme todo lo que puedas porque cuando nazca ya no vas a dormir nunca”. Tú piensas: “¡Qué exageradas!”, pero es verdad: desde que te conviertes en mamá no vuelves a dormir ocho horas seguidas y tienes que aprender a vivir con eso o aprender a dormirte sentada… ¡y hasta parada! Aunque con una pestañita de cinco minutos en el día ya la hiciste.

MI BEBÉ LLORA Y, ¡¿NO SÉ POR QUÉ?!

Como tu bebé no habla ni se puede comunicar, debes volverte adivina, pero te pasan mil cosas por la cabeza, como cuando llora: si tiene hambre, si el pañal está mojado, si tiene sueño, si está enfermo, si no sacó el aire, si tiene calor, si tiene frío, si la ropa le incomoda… Lo más difícil es que a veces llora sin motivo y, como mamá, lo peor del mundo es ver a nuestros hijos llorando: se nos rompe el corazón de saber que algo los pueda hacer sufrir, es una cosa que las mamás no permitimos. ¿Exageramos? No, es algo natural en nosotras protegerlos lo más que podamos; yo creo que por lo menos hasta que tenga 40 años, ¿no? Ja, ja.

PUNTUALIDAD

¿Qué es eso? Llegar a tiempo a diferentes lugares es un superreto por distintas circunstancias, como que el bebé se quedó dormido, se hizo popó, hay que preparar la pañalera, arreglar a los niños y luego arreglarte tú… Debes aprender a bañarte en dos minutos, vestirte en la mitad de ese tiempo, subir carreola, poner el autoasiento en el coche, salir “con tiempo” para evitar el tráfico y ya cuando estás en camino, ¡darte cuenta de que algo se te olvidó!

MI CASA NO ES APTA PARA NIÑOS

Aunque pienses que lo difícil es decidir de qué color pintarás el cuarto de tu bebé, la realidad es otra. Debes modificar casi toda tu casa para que cuando tu niño empiece a gatear o caminar no se lastime. Te haces fan de productos como las gomitas para las esquinas de las mesas, poner puertas de seguridad para las escaleras, seguros para las puertas del refri, cajones de la alacena, topes para las puertas de los cuartos y mucha seguridad para tratar de que no le pase nada, que todo esté limpio, por si se lleva algo a la boca. Sobre todo cuando somos mamás primerizas, esto nos da pavor: ¡queremos tener ojos por todos lados para lograr verlo en cada movimiento que da.

REGRESAR A TRABAJAR

Otro de los retos más difíciles como mamá es regresar a trabajar y saber con quién lo vas a dejar. Que si con tu mamá, la suegra, la cuñada, una nanny o mejor en una guardería, porque ningún familiar lo puede cuidar. Pero el desapego es muy complicado y tomar la decisión de buscar el mejor cuidado, dejar de pensar que nadie lo va a proteger mejor que uno, es demasiado complicado. Y ya cuando resolviste quién cuidará a lo más preciado de tu vida, salir corriendo para ir por él y llegar con la energía de jugar, darle de comer, ayudarlo con tareas, bañarlo, contarle cuentos y dormirlo, ¡para ahora sí darte el tiempo de lavar, limpiar y preparar todo para el otro día.

SER MUJER, ESPOSA, HIJA, MADRE…

No podemos ser efectivas y cuidar de otros si no cuidamos de nosotras primero. Debemos tener claras nuestras metas para trazar un plan y lograr una estabilidad en las tres cosas: mujer, esposa y mamá. Para darle a cada uno su tiempo y su espacio, las mujeres nos podemos dividir en tres; lo difícil es quedar bien con los tres, aunque sí se puede. Nada más hay que organizarnos y creer en nosotras mismas. Es bueno tener tiempo para ti, para tu pareja y para tus hijos: todos y cada uno merecen la misma atención.

DISCIPLINA

Es tener estructura en casa, poniendo límites. Por mucho que duela no podemos decirle a todo que sí. ¿Recuerdas esta frase: “Esto me va a doler más a mí que a ti”? Es real. Tu niño necesita aprender que hay tiempos para todo; incluso en qué momento puede comer su chocolate favorito; sí, algo tan banal es importante.

ALIMENTACIÓN

Enseñarles a comer de todo, para mí, ha sido una batalla no ganada: al principio, cuando son bebés, es más sencillo, pero cuando empiezan a crecer y a detectar qué les gusta y no, es más difícil. Yo he tenido que cambiar varias veces de hábitos para que los niños se vayan acostumbrado a que desde chiquitos se comen verduras, carbohidratos, proteína, granos y comida saludable para que los haga crecer fuertes y sanos, y que lo saludable no está peleado con el buen sabor.

GRACIAS Y POR FAVOR

Es algo con lo que yo he vivido todo el día. Recuerdo que mi mamá nos lo repetía 80 veces al día. Y ahora que soy mamá la estoy aplicando igual: son muy importantes esas palabras, siempre resuelven casi todo. Dar las gracias es un básico, hay que saber agradecer las cosas y siempre pedirlas por favor. Es educación, sencillo.

COMPARTIR

Los niños tienes que estar preparados para compartir, esto ocurre más o menos a partir de los cuatro o cinco años, cuando empiezan a soltarse más. En casa debemos predicar siempre con el ejemplo, deben vernos compartir regularmente, usar palabras que motiven a los niños a ser generosos como amigos, fomentar juegos en grupo y nunca comparar a tus hijos con otros pequeños.

OBEDIENCIA

Es una virtud porque irán por el camino de lo correcto y así evitarán cosas desagradables en el transcurso de su vida. Creo que enseñar a los niños a ser obedientes en esta época es muy difícil. Desde pequeños hay que guiarlos a ser educados; para mí, ser obediente significa felicidad y paz, y ser desobediente trae temor y desconfianza.

EDUCAR HIJOS HOMBRES

Tengo dos hijos varones: siento que ellos son más complicados y no me refiero a cuando son chicos, hablo de toda la vida. Los hombres son más desapegados de la familia, tienen más libertad, son los que se van a ver a la novia o con la familia política. Yo espero lograr que mis hijos hombres sean niños de bien, educados, caballerosos, trabajadores, respeten a las mujeres y sean unidos a su familia. Dicen que el que trata a una mujer como princesa, es porque fue educado por una reina. Como mamá es un orgullo saber que educaste a tu hijo creciendo con estos principios.

FAMILIA UNIDA

Pasar tiempo juntos y compartir momentos que, por pequeños que parezcan, sabes que los marcarán creciendo en un núcleo familiar lleno de armonía. Mamás: por muy ocupadas que a veces estemos, siempre hay tiempo que podemos dedicarles para jugar y convivir con ellos, ir al parque o a tomar un helado. No desaprovechemos cada etapa de su crecimiento, porque estas no vuelven. Este siempre será uno de mis grandes retos: tener una familia unida siempre, que nos amemos, que mis hijos se apoyen, se cuiden, se protejan y se quieran, que sepan que sus papás están siempre para ellos y que ellos también estén para sus padres.

Por Andrea Torre

FOTO GETTY IMAGES

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