Lo que debes saber sobre el yoga para niños

Los beneficios de practicar la disciplina milenaria del yoga se han comunicado en distintos medios y, no solo eso, sino que la experiencia personal y el boca en boca, también ha generado que esta información sea un hecho entre los adultos: el yoga hace bien.

Pero, aunque hace muchos años que existe la especialidad de yoga para niños, muchos padres y madres tienen sus reservas acerca de cómo encarar esta actividad que a veces tiene el sesgo de ser algo “meditativo” y que requiere de concentración y disciplina, o hasta algo religioso.

Para desmitificar algunas de esas cuestiones y explicar acerca del yoga para niños hablamos con Ana Cristina Sánchez, profesora de Vinyasa Chakra Yoga, con especialidad en Yoga para niños, en Guadalajara, Jalisco. 

Ella nos cuenta que la formación de yoga para niños está muy enfocada a la parte práctica, casi por completo Y mucha de la teoría está basada en la parte del aprendizaje de Waldorf y de Piaget.

En estas clases de yoga lo que se quiere es que el niño se mantenga divertido por eso son más cortas. Duran 45 minutos, porque “jamás vas a tener la atención de un niño para eso por mucho tiempo. En esos 40, 45 minutos pasas por todas las fases: una de meditación, calentamiento activo, una fase de pranayama - ejercicios de respiración-, una fase de posturas y la fase del Shavasana -relajación final tendidos en el piso”. A veces la parte de las posturas son 10 minutos ya que tiene que ser algo corto para que el niño se mantenga entretenido.

Sánchez comenta que cuando se trabaja con niños las clases de yoga no se sienten como yoga. No es una clase regular, se planea como si fuera un juego. El niño piensa que está jugando. Se trabaja mucho con la creación de historias y las posturas están adaptadas, porque lo importante en el niño no es tanto la alineación, “esto es lo menos relevante”.

Aspecto físico

En este punto, se aborda mucho los beneficios de la respiración. Cuando vas a yoga te enseñan a respirar. Entonces, cuando un niño lo hace desde sus primeros años tiene beneficios en general para su desarrollo, tanto psicológico como físico, porque aprenden a usar bien su aparato de respiración.

Otra parte de la que también está muy al pendiente como maestra -por los tipos de posturas- es con las cuestiones físicas que a lo mejor requerirán atención de manera temprana. Por ejemplo, la cuestión de ver cómo tienen la pisada, que si tienen postura incorrecta desde un inicio, si tienen alguna escoliosis, etc. Es un beneficio que eso se ve más fácil en una clase de yoga.

Respecto a los nombres de posturas, que muchas veces son cambiados por nombres de animales, la profesora nos comenta que, por ejemplo, una de las estrategias muy comunes es utilizar cuentos. “Les vas contando una historia y la vamos actuando. Les dices: ‘Entonces nos encontramos un perro que está mirándose abajo’, y ahí haces la postura de perro boca abajo. Y en esa línea se van inventando animales y contextos”.

Otra característica de las posturas es que no son fijas. A veces se permite movimiento y se le puede decir al niño “entonces el perro mueve la cola, y están moviendo la cadera mientras están en perro boca abajo”. Justamente porque la alineación es lo menos relevante de las posturas.

Explica también que yoga para niños es tan libre porque los cuerpos de los niños lo permiten. “El cuerpo del niño no necesita de calentamiento previo: está corriendo la mayor parte del día y su flexibilidad es mucho mayor porque son prácticamente de ‘plastilina’. Lo que pasa es que no tienen fuerza ni equilibrio, que es lo que se trabaja. Y obviamente la parte emocional. Pero no hay tantas reglas, no hay estructuras definidas.

Aspecto psíquico / emocional

Existen beneficios también para niños que tienen problemas de atención, por ejemplo, niños con TDAH (Trastorno con Déficit de Atención con Hiperactividad) y problemas de comportamiento. También tiene efectos positivos en niños que tienen neurodivergencias o problemas de conducta de los que aún no se ha identificado la raíz. Y, claro, los beneficios en cuanto al manejo de la ansiedad, “porque ya hay muchos niños que están súper ansiosos y estresados, entonces se hace mucho ese manejo mediante el juego”.

Aspecto espiritual

La profesora comenta que en este estilo de yoga hay que tratar de mantenerse lo más laico posible y no incluir ninguna cuestión filosófica. “A esa edad el niño no tiene formado su sistema de creencias y no sabes cuál va a ser el sistema de creencias de la familia entonces es recomendable estar al margen de eso. Por ejemplo: no se usa el “namasté”. Tampoco se usa el “Om”, y si quieres utilizar mantras -por la parte neuronal- lo haces desde la parte del sonido, les propones hacer ‘como abejas’, por ejemplo. Y no tal cual una palabra que el niño pueda repetir en casa pensando que es algún rezo”.

Algunas escuelas, muchas veces, le cambian el nombre a la disciplina y no es “yoga para niños” porque muchos papás tienen este miedo de la carga religiosa, entonces a veces se encuentra como Entrenamiento Infantil, Activación Emocional, etc.

Tener en cuenta las edades

Es importante saber que lo que le entretiene a un niño de 10 años no será lo mismo que a uno de cuatro. “El de 10 se puede quedar más tiempo en las posturas y a lo mejor ya no lo entretienes con los cuentitos. El yoga para niño sí tiene que adaptarte mucho por las edades, sí es muy necesario desde mi perspectiva dividirlo porque cuando te ponen ‘yoga para niños’ en general, es muy difícil que le guste a todos lo mismo, sobre todo porque ya van desarrollando diferentes habilidades”. 

Así que, si estás pensando en llevar a tu niño/a a practicar yoga ten en cuenta todas estas consideraciones y el beneficio que implicará a futuro para él/ella no solo a nivel físico, sino también emocional y espiritual.