¿Le regalo un perrito a mi hijo? Lo que opina un experto

El deseo de tener una mascota es muy común en los niños; sin embargo, antes de ceder a la tentación de regalarle una a tu hijo, es importante considerar varios aspectos por el bien del animalito y de tu familia. Existen múltiples beneficios de que tu hijo tenga un perro desde bebé y a lo largo de todo su desarrollo en la niñez.

Para saber más acerca de los beneficios que puede traer un perrito en la vida de tu hijo, consultamos con Irene Ampuero López, psicóloga con especialización en terapia infanto-juvenil, del Instituto Psicológico Cláritas, para saber qué pasa en la vida de un niño junto a esta compañía. 

¿Es beneficioso que un niño tenga un perro?

Tener un perro en casa puede ser muy beneficioso, siempre y cuando se cuente con los recursos necesarios y el espacio adecuado. Los perros desarrollan vínculos fuertes y seguros con sus familias, gracias a su gran fidelidad. Esto conlleva numerosos beneficios, especialmente en el desarrollo emocional de los miembros de la familia, como pueden ser los niños. 

Los perros fomentan la empatía y la inteligencia emocional -que es la capacidad de identificar y nombrar sus emociones-. A pesar de las diferencias en el lenguaje, los niños que tengan esta mascota y sus perros aprenden a percibir y responder a las emociones básicas del otro. Por ejemplo, un perro que quiere jugar sabe cómo expresárselo a un niño. Este debe percibir las señales del perro, lo que activa determinadas emociones que le impulsan a actuar en consecuencia, lo que ayuda a desarrollar la empatía, que posteriormente puede generalizarse con sus iguales. Lo mismo ocurre con señales de hambre o sufrimiento.

Los perros también ofrecen una valiosa compañía, algo que los niños agradecerán. En la sociedad actual, es común que los niños pasen más tiempo solos, ya sea porque ambos padres trabajan o porque hay menos hijos en las familias. La presencia de un perro puede aliviar esa soledad y proporcionar una compañía constante.

Además, los perros son animales muy activos, especialmente durante la primera mitad de su vida. Esto fomenta que los niños corran y jueguen con ellos, ayudando en la gestión y liberación del estrés. La disposición constante de un perro para jugar y su energía contribuyen a un ambiente más dinámico y saludable para los niños.

¿A partir de qué edad es recomendable?

La edad recomendable para que un niño tenga un perro varía según varios factores, como la madurez del niño, el tipo de perro y el entorno familiar. Algo que es importante tener en cuenta es la capacidad para responsabilizarse de ellos, si traemos esta mascota a casa cuando el niño está en edad preescolar, de 3 a 5 años, tenemos que tener en cuenta que no podrá implicarse en las responsabilidades que conlleva, necesitará supervisión y adiestramiento por parte de los adultos. A partir de la edad escolar, de 6 a 10 años, los niños pueden empezar a asumir ciertas responsabilidades. 

Igualmente recomendamos que en la decisión también se debe considerar el temperamento del perro, su tamaño y las necesidades específicas de la raza. Un perro bien entrenado y paciente facilita una relación segura y positiva entre el niño y la mascota. 

¿Qué beneficios psicológicos, emocionales y hasta físicos existen?

Con ellos aprendemos a base de observar, qué necesidades tiene esa mascota. Esta habilidad nos ayuda a desarrollar empatía, y resolución de conflictos interpersonales con sus iguales y cuidadores. Otra habilidad destacable que se desarrolla con la presencia de una mascota en la familia es la responsabilidad de su cuidado. Esta responsabilidad fomenta la autonomía y esta autonomía está directamente relacionada con el fortalecimiento de la autoestima. Estas son algunas de las señales que nos indican que llegó el momento de la independencia para nuestro hijo. 

Se habla mucho del apego seguro entre humanos, sin embargo, las bases del apego podrían aplicarse entre humano y mascota, de hecho, algunas mascotas como son los perros, son animales protectores, y cuando ha observado las dinámicas familiares por un tiempo pueden percibir que los niños son figuras vulnerables las cuales pueden proteger. Por tanto, puede desarrollarse entre ellos un vínculo de apego seguro, lo cual hace que en ocasiones el niño pueda acercarse a la mascota en busca de calma. 

Por otra parte, las mascotas ofrecen compañía, además una compañía que puede manifestarse en forma de juego y activación, lo que hace que promueva el ejercicio físico y por tanto promueve la vida saludable del niño, pero también en forma de descanso y relajación mediante las caricias y la respiración conjunta. 

Hay estudios que lo relacionan con la disminución de síntomas de estrés en niños y una mejor autoestima, esto puede ser debido a que el juego libera estados de activación muy altos del niño, lo cual le sitúa posteriormente en un estado de relajación -desactivación-, además el juego y la mera compañía libera sensaciones agradables, muchas veces el estado continuo de tristeza es provocado por la ausencia de estos estímulos agradables. El vínculo seguro que las mascotas ofrecen, junto con su fidelidad y compañía incondicional, refuerza la autoestima de los niños, haciéndolos sentir figuras importantes y apreciadas.

¿Existen recomendaciones generales a nivel afectivo y emocional, tanto para el niño como para la mascota?

Las recomendaciones que podemos tener en cuenta para que el vínculo entre la mascota y el niño sea seguro, en un principio es que esa mascota antes de interactuar de forma próxima y frecuente con el niño, haya podido tener contacto con humanos, y tenga unas nociones básicas de adiestramiento. Así nos aseguraremos que la mascota no se vea saturada y pueda actuar desde el miedo o la excesiva emoción. 

Por otro lado, y según la edad del niño, algo que puede ayudar son las presentaciones graduales, para que así se acostumbren el uno al otro, creando esa relación de confianza. 

Otro factor que podemos añadir en estas dinámicas son las supervisiones por parte de un adulto, que muestre el modelaje del comportamiento que se espera, para que así el niño pueda observar cómo premiar, corregir o poner límites a la mascota eficazmente, desarrollando el respeto y vínculo mutuo. 

Con todos estos consejos y sabiendo lo bien que le puede hacer a tu hijo tener un perro puedes averiguar cuáles serían las mejores razas, de acuerdo al espacio que tengas y podrás experimentar en primera fila lo que aprende tu hijo de cuidar a un perrito.