Padres e hijos

Resolver dificultades

Al principio no sabe soltar un objeto para agarrar otro. Cuando lo consiga, celébralo: "¡Qué bien lo haces!".

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Al principio no sabe soltar un objeto para agarrar otro. Cuando lo consiga, celébralo: «¡Qué bien lo haces!».

El mundo está lleno de dificultades. También el de un bebé (o sobre todo el de un bebé): aún no es capaz de expresar sus emociones, no tiene las habilidades físicas suficientes para lograr todos sus objetivos, se frustra con facilidad… Pero salvar estas dificultades forma parte de la vida. Estos juegos le ayudarán.

 

1. Y ahora… ¿qué hago?

 

Haz este juego cuando sea capaz de agarrar cosas con cada mano (tomar y soltar, no sólo cuando pueda sostener dos objetos que le pongas en su mano). Toma algo atractivo y ofréceselo: lo tomará con una mano. Dale un segundo objeto: lo sujetará con la otra mano. Entonces, ofrécele un tercero.
Es posible que se quede mirando una mano, la otra y el objeto que le ofreces. Lo normal es que al principio intente agarrarlo uniendo las dos manos ocupadas y que se frustre cuando no lo consiga. No digas ni hagas nada: permítele experimentar y encontrar la solución por sí mismo. Pronto se dará cuenta de que debe soltar uno de los objetos que tiene para coger el que tiene delante. Haz a menudo este tipo de actividades para que desarrolle la capacidad de tomar decisiones e integra en el juego los conceptos de elección y renuncia.

 

2. ¿Dónde está?

 

Muéstrale un juguete sonoro. Permite que juegue un rato con él y luego escóndelo bajo un trapito: «¿Dónde está?», le preguntas sorprendida.
Hazlo sonar y vuelve a hacer la pregunta. Es posible que el bebé se muestre perplejo. «¡Aquí está, bajo el trapito!», le anunciarás con júbilo. La sorpresa de tu bebé será mayúscula.
Repite el juego varias veces en el mismo lugar, y cuando haya descubierto la dinámica, pídele que sea él mismo quien destape el juguete. Cuando domine esto, mueve el trapo y el juguete por la habitación y después colócalos detrás del bebé.
Te sugerimos que no se lo pongas muy fácil. Tu pequeño Sherlock Holmes está trabajando.

 

3. Cuidar el peluche

 

Coloca al niño sobre tus rodillas y muéstrale un muñeco lo más sencillo posible (también puede ser un peluche).
Preséntaselo con cariño: «Este es Mario y vamos a cuidar de él. ¡Uy, parece que tiene hambre! Vamos a darle de comer?». Trata al juguete con el mismo cariño con el que tratarías a una persona. ¿El motivo? Que a través de los muñecos y los animales enseñamos a los niños a tratar a otros y a sí mismos. Al jugar con sus muñecos, recrean los cuidados que reciben y expresan sus emociones. La relación con estos juguees les ayuda a forjar la imagen que tienen de sí mismos.

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