¿Tu hijo sufre de bullying? Claves para detectar y acompañar esta problemática

Cuando a un niño lo molestan con regularidad en la escuela, sus compañeros lo golpean, insultan, amenazan, se burlan de él… conviene estar muy atentos a él y presentes, porque puede estar sufriendo bullying, puede tratarse de un caso de acoso escolar.

El acoso escolar es un fenómeno que hace ya un tiempo se ha puesto en boca de todos y aun así, lamentablemente, sigue sucediendo. Los padres y madres muchas veces no detectan las señales de alerta o no saben cómo proceder. La psicóloga infantil Agustina Ciprés nos explica qué es el bullying y qué se puede hacer desde los distintos ámbitos que intervienen. Primero hay que saber que el bullying es el maltrato físico y/o psicológico deliberado y continuado que recibe un niño por parte de otro u otros, que se comportan con él cruelmente con el objetivo de someterlo y asustarlo, con vistas a obtener algún resultado favorable para los acosadores o simplemente a satisfacer la necesidad de agredir y destruir. El bullying implica una repetición continuada de las burlas o las agresiones y puede provocar la exclusión social de la víctima.

Para poder hablar de bullying como tal tienen que presentarse dos cuestiones: tiene que haber intencionalidad y periodicidad, es decir que no sea un hecho aislado.

Hay 3 componentes o actores del bullying:

1) Víctima.

2) Victimario.

3) Espectadores (No frenan la situación, no intervienen o la fomentan).

Agresor o víctima activa

La psicóloga aclara que en la mayoría de los estudios realizados sobre este tema se menciona la necesidad de diferenciar distintos tipos de víctimas, incluyendo como víctima al agresor. Normalmente, el agresor tiene un comportamiento provocador y de intimidación permanente. Posee un modelo agresivo en la resolución de conflictos, presenta dificultad de ponerse en el lugar del otro, tiene poca empatía.

Tiene tendencia al abuso de poder y el deseo de intimidar y dominar, apoyado en una sensación de superioridad -sobre todo física hacia la víctima. Esta tendencia es persistente, tienen un temperamento fuerte, dado al enojo, poco dúctil al diálogo o a la modificación de pautas lo que se materializa en una impulsividad que concreta actitudes desafiantes hacia los adultos: baja tolerancia a la frustración (lo que puede provocar un mayor ensañamiento con las víctimas si estas oponen algún tipo de resistencia); su autoestima es baja, aunque ellos están convencidos de que sus actos les fortalecen y de que persistir en ellos ratifica y potencia su fortaleza, su capacidad de autoafirmación.

La víctima de bullying tiene una autoestima baja. PM.

Agredido o víctima pasiva 

Habitualmente, son niños que no disponen de recursos o habilidades para reaccionar, son poco sociables, sensibles y frágiles. Los caracteriza la timidez, inseguridad y ansiedad. Estos niños suelen tener una conducta muy pasiva, miedo ante la violencia y manifestación de vulnerabilidad (de no poder defenderse ante la intimidación), alta ansiedad (a veces incluso miedo al contacto físico y a la actividad deportiva), inseguridad y baja autoestima.

Los compañeros espectadores

Los espectadores o testigos del maltrato entre iguales son de forma mayoritaria los compañeros de las víctimas y de los agresores. Entre los espectadores suele producirse una inhibición a intervenir ante las situaciones de maltrato. Esta inhibición está motivada por el miedo a ser incluido en la agresión o en el círculo de la victimización.

Los agresores necesitan del silencio y la complicidad de los espectadores para continuar con su conducta. La violencia que ejercen sobre las víctimas tiene en los espectadores un efecto disuasorio que les impide denunciar, pero en numerosas ocasiones llega incluso a producirse un contagio social que hace que los espectadores se impliquen directa o indirectamente en la agresión.

El agresor suele tener espectadores. PM.

Es frecuente la falta de apoyo por parte de los compañeros que, en el mejor de los casos, observan sin intervenir (espectadores neutrales) y con demasiada frecuencia se añaden a las agresiones y amplifican el proceso (espectadores antiprosociales). Esto se explica desde dos vertientes: por una parte el miedo a sufrir las mismas consecuencias si apoyan a la víctima, (mientras le agreden a él, no se meten conmigo) y por otra por el fenómeno de contagio social que fomenta la participación en los actos de intimidación. 

También hay un grupo de compañeros (espectadores prosociales) que tratan de ayudar a la víctima. Algunos expertos indican que el cambiar la actitud de los niños que son testigos, pero que no son víctimas del comportamiento agresivo, puede tener un gran impacto en los agresores

Hace un tiempo se está poniendo en foco en este tercer punto como parte de la prevención del bullying, es decir sobre los espectadores. Es muy importante que desde casa les hagamos saber a nuestros hijos que si conocemos que alguien se burla permanentemente de otro compañero hay que hablar con los directivos, docentes o con la familia para que nos puedan acompañar en esto. Los espectadores pueden a partir de su intervención evitar que esto se propague en el tiempo.

Relación bullying-escuela

La escuela debería ser un lugar para sentirse seguro, sin embargo muchas veces no sucede, ya que para muchos niños se ha convertido en una fuente de violencia. El acoso escolar o bullying tiene efectos negativos en la salud física, el bienestar emocional y el rendimiento académico de los niños, especialmente si dicha violencia se repite en el tiempo o es severa, además de influir en el clima escolar del centro educativo.

La escuela es un espacio donde el bullying suele ocurrir cuando los adultos pierden control y supervisión de las interacciones entre chicos. La educación de directivos, el saber qué puede hacer un maestro en caso de bullying, y educar a los alumnos con relación a la temática es fundamental para generar acciones preventivas de su ocurrencia.

El aislamiento social podría ser un signo de esta situación. PM.

Síntomas posibles en víctimas de bullying

Existen una serie de indicadores que el niño acosado puede presentar y alertar a los padres y profesores:

  • Problemas de memoria.
  • Dificultad en la concentración y atención.
  • Descenso del rendimiento escolar.
  • Depresión infantil, ansiedad, irritabilidad.
  • Falta de apetito, dolor de cabeza, malestar generalizado, cansancio, sensación de ahogo, etc.
  • Dificultades para dormir, pesadillas o insomnio.
  • Aislamiento social, apatía e introversión.
  • Mantenerse en estado de alerta de manera constante.
  • Si tu hijo no quiere ir a la escuela, ni juntarse con otros niños. 
  • Faltar al colegio de forma recurrente o inventar excusas para no ir
  • Sentimientos de culpa y asunción de responsabilidad de los hechos. 
  • Conductas de huida y evitación.
  • Llanto incontrolado, respuestas emocionales extremas.
  • Síntomas como temblores, palpitaciones, inquietud, nerviosismo, pesimismo, etc. 
  • Amenaza e intento de suicidio.

El bullying es solo una de las formas en las que puede ocurrir la violencia entre pares en una institución educativa y aquella que debe atenderse prioritariamente por la diferencia de poder que supone entre agresor y agredido. Este no es un fenómeno nuevo, sin embargo, los nuevos medios tecnológicos y sociales han creado un marco distinto para que el bullying amplíe su alcance.

¿Qué es el cyberbullying?

Se trata del ciber acoso o acoso cibernético entre iguales: es el tipo de acoso que se gesta aprovechando estos nuevos recursos tecnológicos. Consiste en la difusión de información dañina para la víctima a través de medios de comunicación, principalmente de internet: redes sociales, mail, y sitios web muy conocidos que permiten una comunicación continua entre sus usuarios a través de mensajes (privados y públicos), fotografías y vídeos.

El ciberbullying adopta distintas formas, incluye el acoso a través de mensajes directos hacia la víctima, la humillación pública en foros de internet, la creación de información falsa para desprestigiar a la persona, suplantar la identidad de la víctima para publicar contenidos en sus redes, develar información privada o grabar en vídeo una agresión y publicarla en internet, son solo algunos ejemplos. 

No querer ir al colegio es una señal de alerta. PM.

Recomendaciones para padres para prevenir el acoso escolar

Nos referimos a acoso escolar cuando hablamos de situaciones basadas en la “desigualdad” entre el agresor y la víctima, en la que se establece una relación dominio-sumisión. Estos actos producen en quien los sufre sentimientos de indefensión e inferioridad. Esta es la manera en que los papás pueden abordar el acoso escolar:

  • Permanece atento a las señales de alerta: si tu hijo/a está sufriendo acoso escolar es posible que evite ir a clase, está más nervioso o retraído, presenta síntomas psicosomáticos (dolor de panza, cefaleas, vómitos, insomnio, etc.).
  • Mantén la calma: habla con él/ella sobre sus preocupaciones y sobre su vida en el día a día en el colegio, transmitiéndole tranquilidad. Si no actuamos serenamente los niños no se atreven a contar sus problemas por miedo a nuestra reacción y por evitar angustiarnos, y por tanto no podremos ayudarles.
  • Habla con tu hijo/a sobre cómo resolver sus problemas: ponle algún ejemplo de tus dificultades y cómo has sabido resolverlas. Con ello, le estás demostrando dos importantes lecciones: que todos tenemos problemas, que no estamos solos y que necesitamos contarlo para buscar soluciones.
  • Fomenta su autoestima: háblale sobre el valor que tiene ser único y transmítele que sus diferencias le hacen singular. Esfuérzate para que tu hijo se sienta muy valorado y querido, que tenga una visión sana de sí mismo/a y acepte sus defectos de manera realista.
  • Ayúdale tú también a poner en palabras sus emociones: cuando tu hijo/a esté triste, se enfade o esté frustrado, conecta con su emoción y enséñale a entender y superar su malestar.
Ayúdalo a expresar sus emociones. PM.
  • Enséñale que existen límites: que no se pueden traspasar, ni en casa, ni fuera de ella y que los actos violentos tienen consecuencias para quien los hace. Asegúrate que tiene clara la diferencia entre “ser popular” (por ser agresivo o acosador) y ser aceptado y querido por los demás por su forma sana de relacionarse.
  • -Enséñale que si existe una situación de violencia en el centro escolar, ha de ser solidario: no defender a un compañero y acallar la situación, también implica formar parte del juego del acoso escolar y fortalecer la posición de poder del agresor. “Si te callas, ante el acoso a otro compañero, te conviertes en cómplice y en agresor pasivo”.
  • Si tu hijo/a muestra actitudes violentas para conseguir algún fin, corrígele: no dejes que esta sea la manera en que logra sus objetivos, y muéstrale también a través de tu ejemplo como padre/madre, que las metas se alcanzan sin necesidad de ser violentos. Aprender a respetar a los demás es básico en cualquier relación de convivencia.

Si tienes la sospecha de que tu hijo está siendo víctima de bullying, es importante brindarle apoyo emocional, fortalecer su autoestima y ayudarle a encontrar estrategas para enfrentar la situación. Cabe destacar que si vemos consecuencias emocionales que nos preocupan se recomienda consultar con un profesional de la salud mental, ya que ciertas consecuencias del bullying pueden resultar muy graves, incluso querer atentar contra su vida. Ante estos casos los padres también deben comunicarse con la escuela y pensar en conjunto el abordaje de la problemática.

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