Trastornos ocasionados por el uso excesivo de la tecnología
El fácil acceso a la tecnología ha modificado la memoria, comportamiento y relaciones de niños y adolescentes. Una psicóloga explica cuáles son las consecuencias.
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¿Eres capaz de dejar tu celular en casa sin sentir que algo te falta? ¿Revisas con bastante frecuencia las notificaciones de tus redes sociales? ¿Te sientes un poco ansiosa cuando nadie te escribe, o no te dan likes en tus posteos? En definitiva ¿crees que tienes una adicción al celular? Esta información acerca de los trastornos ocasionados por el uso excesivo de la tecnología te ayudará a darte cuenta de varias cosas en tu relación con la tecnología.
El fácil acceso a la tecnología en niños en la vida actual ha modificado la memoria, comportamiento y relaciones. Sin duda, la infancia de los niños de generaciones anteriores, como la tuya, fue totalmente diferente a la de tu hijo y mucho de esto se debe a la tecnología, que ha venido a facilitar la vida, aunque también crea una dependencia total desde muy pequeños.
Para saber más acerca de los efectos que produce que tus niños estén mucho tiempo frente a las pantallas, Olga Fernández-Velilla Lapuerta, psicóloga especializada en familia, pareja y adultos, de Cláritas Instituto Psicológico, nos habla de la dependencia a la tecnología y nos da claridad sobre qué pasa en la mente de nuestros hijos.
¿Cómo funciona la psiquis respecto al uso del celular en niños?
Antes de resolver esta pregunta, considero que es importante aclarar que las pantallas per se no son negativas, lo negativo es el uso que se hace de las mismas, por ello, es fundamental no demonizarlas, pero sí fomentar un uso saludable.
Dicho esto, hay estudios que han demostrado que el uso excesivo de las nuevas tecnologías (celular, tablet, televisión, videojuegos, etc.), durante un período de tiempo prolongado, se podría considerar una adicción comportamental, es decir, una adicción sin sustancia. También se habla de la relación entre este uso excesivo y niveles más elevados de ansiedad, depresión y problemas de sueño.
Otras afectaciones que observamos en terapia son las dificultades para concentrarse en una tarea o de cumplir con otras responsabilidades por la dependencia de estas pantallas. La tolerancia al aburrimiento y a la frustración también se ven afectados, ya que los videojuegos o las redes sociales ofrecen estímulos de forma constante y no permiten esa exposición a esas emociones. Que, por otro lado, permiten desarrollar la creatividad a través del juego que favorece el correcto desarrollo cognitivo, emocional, social y motor del niño.
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¿Qué efectos tiene este uso?
Algunos de los efectos negativos que se observan en niños a raíz del uso excesivo de las pantallas son:
- Retraso en el desarrollo del habla (en niños pequeños).
- Retraso adquisición habilidades motoras (en niños pequeños).
- Dificultades en la capacidad de atención y concentración.
- Dificultades en el aprendizaje.
- Dificultades de socialización o incluso aislamiento.
- Fatiga visual.
- Problemas o trastornos de sueño.
- Problemas posturales.
- Sedentarismo.
- Mal manejo emocional.
- Acceso a contenido inadecuado para su edad.
- Mayor riesgo de desarrollar síntomas depresivos.
¿Los efectos son iguales en todas las edades?
Saber cuánto tiempo debería pasar tu hijo frente a las pantallas, según su edad es imprescindible para saber cómo ayudarlo. Los efectos negativos mencionados anteriormente, se podrían extender en su gran mayoría, a todas las edades. Hay algunos que hacen referencia a rangos de edades más concretos. Además, hay que tener en cuenta que dependiendo de la edad se mostrarán de distinta forma.
Algunos efectos más observados sobre los adolescentes o preadolescentes son:
- La afectación sobre la autoimagen, las comparaciones y la presión por cumplir unos cánones de belleza concretos que pueden derivar en un TCA (Trastorno de la Conducta Alimentaria).
- El FOMO (Fear Of Missing Out), por ese miedo constante a perderse algo o no estar conectado con el grupo de pares.
¿Cuál sería un límite de tiempo realista y “sano” frente a pantallas?
La OMS no recomienda el uso de pantallas en menores de dos años. A partir de ahí, de los tres hasta los cinco, menos de una hora al día. De los cinco años en adelante, menos de dos horas.
Entre las seis y los nueve años, un máximo de una hora y de los 10 a los 13 un máximo de dos horas. Eso no significa que a partir de los 13 pueda haber un uso libre, el tiempo máximo recomendado gira en torno a las dos horas. Se recomienda también que no se facilite un dispositivo propio hasta los 12 años y que se controle su uso hasta los 16. La idea es que si se ha fomentado un uso responsable y saludable esas pautas se hayan podido interiorizar
Trastornos ocasionados por uso excesivo
- Problemas de ansiedad: algo que se observa muy habitualmente son problemas de ansiedad ligados a este uso problemático, como los pensamientos recurrentes sobre el tema, la necesidad de estar constantemente conectado, etc.
- Problemas relacionados con el estado de ánimo: este uso excesivo puede derivar en cambios de humor (irritabilidad, tristeza, etc.) y de hábitos que sean nocivos (aislamiento, descuidar actividades que resultaban placenteras, disminución del rendimiento académico, etc.).
- Problemas de sueño o insomnio: bien sea por dificultades para conciliar el sueño, un sueño poco reparador o porque el uso excesivo resta horas de sueño por quedarse enganchado.
- Problemas relacionados con la autoestima: fruto de las constantes comparaciones y de lo que se muestra en redes sociales.
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El uso sin restricciones del celular, en niños, ¿está relacionado con la ansiedad?
Puede estarlo, a veces, se emplea el uso del móvil como estrategia de evitación o de escape ante una emoción que me resulta desagradable. El problema es que esto genera un alivio a corto plazo, que fomenta esta dependencia -la adicción de los niños con la tecnología- pero no soluciona el motivo por el que aflora esta ansiedad, e incluso, en ocasiones el contenido al que se accede puede empeorarlo.
Consejos útiles para tratar la “abstinencia” en niños y adolescentes
- Limitar el uso para fomentar la autorregulación (dejar las computadoras, tablets y móviles en un espacio común de la casa, y limitar el tiempo de uso adecuándolo a su edad).
- Fomentar las relaciones y la comunicación a través de otras vías. Por ejemplo, estimular el diálogo dentro de la propia familia.
- Estimular el trabajo en equipo, como en voluntariados o actividades extraescolares.
- Hacer deporte en equipo.
- Generar rutinas de ocio con otras personas de su edad o al aire libre, que no impliquen el uso de las tecnologías.
- Potenciar otro tipo de actividades (lectura, pintura, cine…).
- Elaborar unas normas de uso de manera dialogada, recordar que el modelado o ejemplo es fundamental, por lo tanto, las normas aplican para todos los miembros de la familia.
- No retirar el estímulo de forma brusca o sin anticipación. Informar del tiempo que se va a permitir el uso y avisar cuando el tiempo se vaya agotando.
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Si observamos que estas pautas no ayudan y que el malestar en el menor es muy elevado quizás necesite la ayuda de un profesional que lo acompañe en el camino de entender cómo tener sus emociones bajo control y canalizar esas emociones que le desbordan.
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